La infraestructura y la conectividad de un país juegan un papel fundamental para impulsar el comercio, la productividad y la competitividad. Recientemente, durante el pasado Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), el presidente Enrique Peña Nieto señaló que con el Programa Nacional de Infraestructura 2014- 2018 (PNI), se dio inicio a una nueva etapa en la construcción, modernización y conservación de la infraestructura del país, teniendo la meta de convertir a México en un centro logístico global de valor agregado.
Para 2015, las proyecciones económicas del Fondo Monetario Internacional (FMI) consideran que México presentará un avance en la recuperación de su economía, mejorando su proyección de crecimiento en 3.5%, presentando una revisión a la alza de una décima de punto porcentual respecto a la valoración dada a conocer en abril de 2014; el FMI argumenta que hay dos factores que son relevantes para México: el crecimiento acelerado de los Estados Unidos de América, y las reformas estructurales aprobadas.
El PNI describe los distintos sectores de la industria, proyectos y áreas geográficas que el Gobierno Federal de México promoverá con el sector privado. Con 743 programas de inversión y proyectos, y una inversión estimada de 7.7 billones de pesos, el PNI se convierte en el plan en materia de infraestructura más ambicioso jamás lanzado, del cual se prevé una importante generación de empleos y el aumento en la tasa de crecimiento. El PNI prevé una inversión histórica a través de, entre otros, la ampliación y modernización de casi 3 mil kilómetros de autopistas, el aumento en la capacidad de los puertos con respecto al manejo de TEUs al año, y los nuevos proyectos de la CFE y de Pemex, que se suman a aquellos que se detonarán como resultado de la implementación de la Reforma Energética. Y todo esto sin dejar de considerar la construcción del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM), con el objetivo primordial de incrementar su capacidad de manejo de pasajeros a cerca de 120 millones anuales.

Prueba concreta es el proyecto del acueducto Monterrey VI recientemente adjudicado (septiembre 2014), y que consiste en un contrato de asociación público-privada para la prestación de servicios y la ejecución de obras relacionadas necesarias para la captación, conducción y bombeo para la entrega de agua, así como la operación y mantenimiento de obras y su posterior transferencia, por un plazo de 30 años, que servirá para dotar de agua potable al área metropolitana de Monterrey para los próximos 50 años . Éste es el primer proyecto de infraestructura realizado bajo la legislación federal de APPs. Consideramos que Monterrey VI será la pauta para que más agencias o dependencias puedan estructurar otros proyectos relevantes como APPs que se puedan convocar y adjudicar en el 2015, año que debe convertirse en el escenario ideal para confirmar la vigencia y fuerza legal del marco federal de APPs que tiene México desde 2012.
Algunos proyectos primordiales que se tienen proyectados para 2015 como parte de los objetivos del PNI, así como resultado de la Reforma Energética, son: Pemex: (i) migración de 11 contratos COPFs y CIEPs a contratos para la exploración y extracción (CEE), segunda etapa, ronda 0.25 (primer semestre de 2015); (ii) migración de asignaciones otorgadas a Pemex en la ronda 0, a CEE, ronda 0.5, en donde la selección de socio se hará a través de licitación pública (inversión anual promedio estimada (IAPA) 4.1 billones de dólares); (iii) primeras oportunidades para adjudicarse bloques de exploración y extracción, ronda 1; se estima que los CEE respectivos pudieran adjudicarse entre mayo y septiembre de 2015, siendo los de aguas profundas los últimos (IAPA entre 2015 y 2018, 8.5 billones de dólares). CFE: (i) ramales tales como el de Villa de Reyes a adjudicarse en enero de 2015, el gasoducto El Encino-La Laguna a adjudicarse a finales de 2014 para iniciar construcción en 2015, el gasoducto Ojinaga-El Encino que también será adjudicado a finales de este año, y otros como los de Colombia- Escobedo (inversión estimada (IE) 4,838 millones de pesos), Jáltiplan-Salina Cruz (IE 8,333 millones de pesos), Los Ramones- Cempoala (IE 26,071 millones de pesos), Villa de Reyes-Aguascalientes- Guadalajara (IE 7,159 millones de pesos) y La Laguna-Centro (IE 11,610 millones de pesos) que se estima serán licitados durante el primer semestre de 2015, y (ii) los ciclos combinados de Noreste (Escobedo) (IE 1,473 millones de dólares) a adjudicarse durante el primer trimestre de 2015, Noroeste (Topolobampo II) (IE 1,084 millones de dólares) a adjudicarse durante el segundo trimestre de 2015, Guaymas III (IE 725 millones de dólares) a adjudicarse durante el primer trimestre de 2015, y Norte III (IE 1,028 millones de dólares).
SCT: (i) nueva licitación del tren de alta velocidad México-Querétaro, cuyas bases se estima se publicarán a finales de noviembre de 2014 y que el plazo para entregar propuestas será aproximadamente mayo de 2015 (IE 43,500 millones de pesos); y (ii) el NAICM (IE 120,000 millones de pesos) y se espera que las obras inicien hacia mediados de 2015.
No obstante todo lo anterior, para nadie son desconocidas situaciones tales como la inseguridad y la impunidad y, por ende, la falta de seguridad jurídica que pueden llegar a afectar gravemente las inversiones en infraestructura. Otro riesgo interno que hay que tomar en cuenta es la implementación de las reformas estructurales, como la Reforma Energética; es necesario que dicha implementación se dé lo más rápido posible, pero tomando en cuenta las mejores prácticas y los estándares internacionales de las distintas industrias involucradas, con el ánimo de permitir que los proyectos se adjudiquen en tiempo y forma, pero más importante aún, sin contratiempos o la más mínima sospecha de corrupción, y que éstos puedan desarrollarse y operarse adecuadamente, balanceando los intereses del gobierno y de los privados y permitiendo la competencia. Además, los esfuerzos hacia la generación de nueva infraestructura deben ser orientados no sólo hacia regiones y sectores económicamente estratégicos, sino también hacia aquellos que necesitan ser impulsados para su crecimiento y desarrollo, para resultar en un México productivo y competitivo con bienestar común.
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