Por otra parte, se prohibirá la compra de casas a familias que no hayan nacido en la localidad donde se quiere realizar la transacción, siempre que ya cuenten con una vivienda en su haber y se demuestre que "no han pagado impuestos o seguridad social durante los años necesarios".
El comunicado del Ejecutivo no precisa el calendario de aplicación de las medidas, aunque algunas de ellas se prevén de carácter inmediato.
La nueva política también afectará a los gobiernos locales, que tendrán que rendir cuentas para frenar el alza de los precios de la vivienda, algo que, de no conseguirse, "comportará una penalización".
En cuanto a las principales ciudades del país, el Gobierno central les pide establecer metas anuales de flexibilización de los precios de las viviendas de nueva construcción y revelar estos objetivos en el primer trimestre del año.
Tras años de subidas importantes, el mercado inmobiliario chino se enfrió ligeramente a partir de 2010 tras la implementación de varias restricciones a las compras, como el aumento del pago inicial o las limitaciones para adquirir una tercera residencia.
Sin embargo, el sector volvió a activarse el año pasado, cuando Pekín introdujo varias medidas para impulsar el crecimiento económico, entre ellas la bajada, en dos ocasiones, de los tipos de interés del país.
En enero, 53 de las 70 principales ciudades del país registraron aumentos en los precios de las viviendas de nueva construcción con respecto al mes anterior, un dato que aumentó la presión sobre las autoridades para tomar medidas de control sobre el valor de las propiedades que frenaran una temida burbuja inmobiliaria.
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